Fco. Fermín Galduf Cervera

Mi pasado como músico

Mi relación con la música comenzó muy pronto, la casa de mis padres estaba situada justo enfrente del edifico de la escuela de música. En mi familia, mi padre había estudiado de niño solfeo y mi hermana también asistía a clases de solfeo y clarinete.

En aquella época, comenzábamos las clases de “preparatorio” a los seis años de edad. Cantábamos solfeo en grupos de manera muy lúdica. Las clases de solfeo eran después del colegio, recuerdo que en las clases había un ambiente divertido y agradable, teníamos unos maestros de aquellos del pueblo, que conseguían hacernos pasar un buen rato cantando solfeo todos juntos mientras aguantaban todas nuestra.

Más tarde llegó la elección del instrumento que en mi caso fue anecdótica, pues yo quería un oboe pero como no tenían en aquel momento ninguno disponible me ofrecieron lo que pensaron era más parecido “un clarinete” y yo molesto por no conseguir el oboe no quise coger el clarinete y me lleve un trombón (nada más diferente a un oboe) al poco tiempo del trombón pase a la trompa, instrumento que me acompañaría el resto de mi carrera como músico interprete.

Practicar y practicar con el instrumento

Durante toda mi época de estudiante, al igual que mis compañeros, me dedique a estudiar el instrumento, a mejorar mi nivel técnico y aumentar mis conocimientos interpretativos. Realice cursos con profesores que eran excelentes interpretes y que tenían un gran control de la técnica instrumental algo que me ayudo a mejorar mi nivel técnico.

Pocos me hablaron de como funciona la mente, de la concentración, de la motivación de la resiliencia, de la ansiedad del sistema emocional y otros términos que por entonces yo desconocía.

Parecía normal que ante una actuación todos bajáramos nuestro nivel interpretativo, e incluso se nos decía cosas como “que los nervios aparecían solo cuando uno no tiene bien dominada la partitura”. Algunos excelentes estudiantes fueron abandonando lo estudios debido a que se les hacía muy duro el momento de la actuación, se escuchaban comentarios como “yo no valgo para esto…” o “me encanta tocar pero no puedo soportar el momento del examen”.

El mundo profesional

Cuando llegué al mundo profesional pude comprobar que el problema de bajada de nivel en el momento de la actuación era común en mis compañeros, incluso los más veteranos contaban anécdotas verdaderamente escalofriantes sobre desmayos en el escenario, personas que tomaban alcohol o fármacos ansiolíticos para poder salir a la escena, etc.

Parecía que todo se solucionaba con horas y más horas de estudio pero yo veía que eso no era así. Luego vino el ascenso a solista de trompa de mi orquesta, como decía el profesor en Holanda (Vicente Zarzo) “la silla de ayuda de solista y la de solista están a unos centímetros de distancia pero las separa un mundo”. La responsabilidad con la que nos cargamos, la creencia que tenemos de que debemos demostrar nuestro nivel en cada intervención, el perfeccionismo que nos han inculcado durante todo nuestro periodo académico o la competitividad insana que desgraciadamente practican algunos profesionales en el mundo laboral hace más estresante el trabajo de un músico profesional.

Un día en un anuncio de la prensa leí “Psicología para músicos, supera la ansiedad escénica” así que llamé y me presenté en mi primera sesión donde me encontré con un joven psicólogo clínico Guillermo Dalia. Corría el año 94, comenzamos a trabajar y empecé a descubrir un mundo nuevo del que nunca había oído hablar. Aprendí como nuestras conductas afectan a nuestros pensamientos y como estos influyen en la percepción de la realidad, etc. Comencé a darme cuenta de que existen herramientas para poder gestionar situaciones de estrés o para mejorar el nivel de concentración y otras muchas más que sin tener que ver directamente con tocar el instrumento mejoraban nivel en el momento de la actuación.

El coaching y la PNL

Desde aquel momento siempre me sentí interesado por todo lo que tenía que ver con la psicología, antropología o la sociología, leía cualquier texto que caía en mi mano o asistía a conferencias relacionadas con el tema. Comencé a ser consciente de como la calidad de la vida puede mejorar en el momento que uno conoce el funcionamiento de las emociones o la importancia de lo que decimos y pensamos.

Así comencé curiosear en una nueva disciplina o corriente que venía de USA llamada “Coaching” y como no entendía exactamente que era decidí cursar la certificación que ofrecía ASESCO, la Asociación española de coaching a través de “Diamond Building”. Durante todo este año de estudios me enriquecí de todas las corrientes que investigaban el estado de plenitud del ser humano, la mejora personal, la superación tanto individual como de un colectivo, el instructor principal de aquel curso, era Pepe Cabello Coach y emprendedor que poseía la capacidad de hacerte reflexionar cada vez que se lo proponía. Con él descubrí la Programación neuro lingüística, una disciplina creada por un psicólogo y un informático que presupone que nuestra mente se puede programar y desprogramar dependiendo de lo que hacemos, de los que pensamos de lo que decimos.

Busqué donde podría aprender más sobre esta disciplina y cursé en el Instituto español de PNL los niveles de practicioner y Master. En este período descubrí  que estas técnicas vienen usándose en campos tan diferentes como el deporte o el marketing desde hace mucho tiempo y de nuevo me preguntaba ¿Cómo no se habían introducido en la formación del músico?

Con todo esto cuando una enfermedad acabó con mi carrera como interprete profesional ya sabía como gestionar situaciones difíciles y transformarlas en oportunidades.

Hablando con el que considero mi amigo y mentor en este ámbito, Guillermo Dalia, decidimos ponernos manos a la obra. Desde que comencé a trabajar con él siempre hablamos de la necesidad que tenía la profesión de músico de incluir en su formación una parte de psicología aplicada y decidimos que debíamos  ofrecer al músico todo aquello que no le aportan sus estudios oficiales pero que va a ser indispensable en su día a día como estudiante y como  profesional al terminar la carrera.

Coaching para músicos

Como antes dije, nuestra intención es poder dotar al músico de las herramientas necesarias en su vida musical, tanto del tipo psicológica como de asesoramiento personal y laboral. El coaching implica la superación de obstáculos y el empuje a la acción.