Asistiendo a una clase magistral de un maestro del que no voy a decir su nombre, recuerdo como en un momento de la clase grito al alumno. Piense menos y sienta más!!
Aquel maestro explicó que en el proceso de preparación de una actuación era fundamental utilizar la razón ya que se necesitaba planificar, medir, descifrar etc. pero que en el momento de la actuación era vital sentir, experimentar y vivenciar ya que de otro modo la actuación no sería un hecho artístico el músico no sería un artista sino un ingeniero de sonido.
La reflexión de aquel grande de la música no era baladí y además tiene una explicación científica que es importante conocer.
El fin último de la actuación de un músio es la interpretación de una obra musical. La interpretación tiene que ver con ejecutar una pieza desde el punto de vista del interprete siguiendo las indicaciones del autor y además conociendo el contexto de la misma.
Desgraciadamente en nuestro trabajo diario con los músicos observamos en demasiadas ocasiones que el músico se dedica más a tocar que a interpretar y este hecho influye en el resultado final de la actuación.
¿Cual sería la diferencia entre tocar e interpretar?
Tocar es una acción en la que se siguen unas instrucciones codificadas en una partitura, mientras la interpretación es una experiencia, una vivencia en la que entramos en el mundo de las sensaciones, los sentimientos y las emociones.
Tocar es una una acción que se realiza con una partitura y se hace para los demás, interpretar es una experiencia que se tiene con una obra artística y con uno mismo.
Esta diferencia es vital ya que aunque pueda parecer semejante son dos hechos diferentes y que además desde un punto de vista fisiológico se producen en zonas diferentes del encéfalo.
Cuando tocamos estamos haciendo algo para los demás, estamos pensando, por lo tanto nuestra parte más racional el neocortex dirige al cerebelo. Nuestro cerebelo está ocupado en coordinar los movimientos de nuestros músculos. A la vez el neocortex, que se ocupa del razonamiento, que a través de los lóbulos frontales trabajan en convertir la información sobre el entorno en materia, a partir de la cual decidir lo que se hace, estos son procesos totalmente conscientes.
Cuando interpretamos tenemos una experiencia, una vivencia personal ynuestro sistema límbico se sumerge en el mundo de las emociones, y las vivencias nuestro cerebelo se ocupa de coordinar de manera automática nuestros músculos como en una perfecta coreografía.
Si en la actuación el músico tiene su atención en la audiencia, el jurado o en cualquier agente externo el resultado es de menor calidad que cuando se encuentra sumergido en sí mismo. Los movimientos y la precisión de todos sus músculos no son igual cuando se realizan de manera inconsciente y automatizada por la unión del sistema límbico y el cerebelo (sistemas estos mucho más antiguos en la evolución del ser humano) que cuando se hacen de manera consciente en la que el neocortex dirige al cerebelo.
Interpretar es una vivencia en el escenario busca esta experiencia, es la diferencia entre un músico y un tocador.
Fco. Fermin Galduf
Coach de músicos y director del Instituto de música y desarrollo Gabou