La mayor parte de nuestro comportamiento es una combinación de acciones inconscientes que apoyan a otras conscientes. Nuestro inconsciente analiza una gran cantidad de datos en milisegundos, aunque nosotros tendemos a pensar dirigimos todo lo que hacemos, lo que ocurre realmente es que no somos conscientes de la inmensidad del inconsciente al no ser conscientes es cuando creemos que nosotros dirigimos todo lo que hacemos de manera consciente.
Los humanos no podemos atender conscientemente a más de 4 o cinco unidades de información al mismo tiempo, los científicos calculan que la mente inconsciente puede procesar simultáneamente 200.000 veces más datos que la mente consciente.
Para comprender el funcionamiento de nuestra mente es crucial tener conocimientos básicos de la anatomía del encéfalo. Nuestra mente consciente está limitada a la corteza cerebral, por otra parte la parte inconsciente se localiza en el bulbo raquídeo que controla las constantes vitales de nuestro cuerpo, el cerebelo controla todas las rutinas motoras, el sistema límbico regula todo aquello que sentimos las reacciones fisiológicas inconscientes y de naturaleza adaptativas ante las situaciones que vivimos y después tenemos el támalamo que decide que es lo bastante importante o novedoso como para pasarlo al consciente, es decir, decide si vale la pena llamar la atención de la consciencia o no.
Según Jhon Barg (profesor de psicología de Yale) el inconsciente es el que se ocupa principalmente del presente mientras que el consciente se dedica más a buscar en el pasado o planear en el futuro. Si nuestra mente fuera solo consciente encuanto recordaramos o planeásemos algo mientras caminamos o mientras conducimos, tendríamos problemas, nos caeríamos o nos estrellaríamos con el coche. El incosciente va reaccionando y tomando decisiones adaptativas automáticas que nos permiten funcionar mientras vamos pensando en cualquier cosa bien sea del futuro o del pasado.Eric Kandel, neurólogo premio Nobel, pensaba que las acciones conscientes no llegan al diez por ciento, incluso operaciones tan complejas y racionales como son las matemáticas, se realizan de manera inconsciente. Tenemos ejemplos como el de Henri Poincaré (un prestigioso matemático, físico, científico teórico y filósofo de la ciencia) el cual contaba que la solución al complicado problema de las funciones fuchsianas apareció de repente en su cabeza, cuando no estaba pensando en ellas, sino que fue en el momento de subir a un autobús para iniciar una excursión. También tenemos los experimentos de Benjamin Libet (científico pionero en el campo de la conciencia) lo cuales demostraron que unos doscientos milisegundos antes de que tomemos la decisión de hacer un movimiento, ya se han activado las zonas premotoras correspondientes. Es decir, el cerebro ha tomado su decisión y nos la comunica.
Esta información es crucial en la actividad musical en ocasiones atendemos a músicos preocupados por que en plena actuación sentían como su mente estaba en un incesante dialogo interno o que su atención se marchaba a alguna persona de la audiencia o a algún recuerdo. Tenemos casos como el de un director de orquesta que vino a nosotros muy preocupado ya que en ocasiones veía como él estaba dirigiendo pero que lo hacía de manera automática o inconsciente, mientras de manera consciente el se observaba a sí mismo.Todas estas experiencias entran dentro de la normalidad, en la medida en que NO la vivamos como un problema.Solo si entendemos que nuestra mente tiende a automatizar el máximo de procesos posibles, estaremos tranquilos cuando estas experiencias ocurren. Nuestra mente encuentra en esa automatización su mayor grado de efectividad.
Recordemos cuando aprendimos a ir en bicicleta o a conducir, ls primeros días actuábamos con procesos intentando controlarlo todo y nuestros movimientos eran rígidos con el tiempo comenzamos a ir en bicicleta mientras pensamos en cualquier cosa incluso losamos una mano del manillar o las dos. Con el coche pasa algo parecido al salir de la autoescuela conducidos queriendo recordar la marcha que llevamos puesta o el intermitente etc. pasado un tiempo lo hacemos todo de manera automática mientras pensamos como llegar a nuestro destino, además en ese estado reaccionamos con rapidez ante cualquier imprevisto.
Cuando interpretamos música existe una actividad de lectura de la partitura, la audición y valoración instantánea de lo que interpretamos, la percepción interna del «tempo» y otras más. Es imposible realizar tantas acciones motoras y cognitiva al mismo tiempo y de manera consciente, esto hace que la mayoría de todo lo que hace nuestra mente cuando interpretamos música se haga de manera inconsciente y además es de esta manera como seremos más efectivos.Lo que ocurre cuando estamos en situación de estrés, es que intentamos tenerlo todo controlado, intentamos llevarlo todo a la consciencia y es en este momento en el que perdemos efectividad, es el momento en el que nuestros movimientos comienzan a ser más rígidos, nuestros pensamientos comienzan a ser contradictorios e inseguros y todo parece más difícil que nunca.
Es por esto que el inconsciente en la práctica musical es tan importante y cuando estudiemos deberíamos de hacerlo pensando en programarlo para que todo funcione de manera automática en el momento la actuación. En próximos artículos desvelaremos las claves para programar efectivamente nuestra mente inconsciente.