Estamos en fechas donde se organizan y realizan multitud de audiciones para los alumnos en conservatorios y academias de música. Ya hemos escrito en otras ocasiones sobre las consecuencias de las audiciones, sobre sus propósitos y “efectos secundarios” que pueden producir. Vamos a insistir una vez más, pues es un tema importante y al cual no se le la importancia que requiere.
Empecemos por una primera reflexión ¿para que se realizan las audiciones? ¿Cuál es su finalidad y objetivos? ¿qué pretendemos conseguir con ellas? Y sobre todo reflexionemos sobre ¿qué es lo que conseguimos? ¿qué obtienen los alumnos al realizaras?
Las respuestas lógicamente serán tan variadas como alumnos y profesores las contesten, pero hay algunas cuestiones más genéricas y mayoritarias que podemos observar. Por ejemplo, muchos alumnos, yo diría que la mayoría de ellos no quieren realizarlas o si las realizan, lo pasan mal, nerviosos, ansiedad, inseguridad, temor, son las emociones más frecuenten que afloran. Una salvedad: la ansiedad escénica no aparece hasta los 11-12-13 años, por lo que a edades anteriores puede que no encontremos tanta prevalencia de estas respuestas.
Si eres profesor plantéate porqué ocurre esto y qué puedes hacer para solucionarlo, no es una cuestión menor y hay una parte de ella que es de tu responsabilidad.
Las audiciones suelen estar planteadas para que precisamente el alumno se vaya acostumbrando al “escenario”, esa situación tan temida que consiste en interpretar ante otras personas y en la que nos exponemos a sus evaluaciones y opiniones. Pero en la mayoría de casos no ocurre esto, si de hecho ocurriera, conforme el alumno las realiza veríamos que va mejorando su estado ante ellas y que progresivamente va perdiendo ese miedo y va disfrutando en ellas. Pero esto no ocurre, los alumnos de conservatorios superiores siguen teniendo ansiedad en las audiciones (es decir, no disfrutan o ven que su nivel interpretativo se reduce) a pesar de realizarlas durante toda su formación.
Las audiciones parecen más bien demostraciones de lo que el alumno está consiguiendo, demostraciones de lo que están progresando y aprendiendo, un escaparate para los padres, compañeros, colegas profesores… y para ellos mismos. Es fácil ver entonces como pueden aparecer respuestas indeseables como la comparación con los demás y la malsana competitividad.
De hecho, los propios profesores suelen tener cierta preocupación y presión, incluso respuestas de ansiedad al ver a sus alumnos. Reflexionemos ante esto ¿preocupación ante qué? ¿presión por si el alumno se equivoca mucho? ¿por si el alumno no recuerda la partitura? ¿por si comete muchos errores y lo hace mal? Sería mejor preocuparse por si el alumno disfruta del momento, porque ver qué experiencia cree que va a tener o ha tenido, preocuparse por que tenga una experiencia positiva. Preocuparse por dotarles de estrategias para que no lo pasen mal y puedan disfrutar de la música, del momento.
No realicéis audiciones de esta manera, profesores
No realicéis audiciones de esta manera, profesores
No realicéis audiciones de esta manera, profesores