Una de las frases que más escucho en sesiones de coaching en músicos es “yo no debería de tener estos fallos” para ser más exactos suele ser «con el tiempo que llevo no debería cometer estos fallos” y lo peor es que esto se convierte en un pensamiento cotidiano.
Desgraciadamente estas palabras son el origen de mucho mal estar y frustración, pero… ¿como pueden unas palabras causar tanto mal estar?
Las personas usamos las palabras de distintas maneras, cuando hablamos las llamamos discurso o diálogo, cuando las escribimos texto y cuando las pronunciamos o escuchamos dentro de nuestra cabeza las llamamos pensamientos.
Normalmente los pensamientos nos hablan de nuestra vida y de cómo vivirla. Los nos dicen cómo somos y cómo deberíamos ser, qué tenemos que hacer o no hacer. Como son los demás ó como deberían ser, los pensamientos nos dicen como son las cosas que pasan.
Las personas tendemos a fusionarnos con nuestros pensamientos y entonces nos parece que:
- Los pensamientos son realidad: como si lo que estamos pensando estuviera realmente sucediendo.
- Los pensamientos son la verdad: nos los creemos a pies juntillas, asumimos que tienen razón y seguimos su consejo.
- Los pensamientos son importantes: nos los tomamos en serio y les concedemos toda nuestra atención.
- Los pensamientos son órdenes: los obedecemos automáticamente.
Parece que olvidamos que los pensamientos son simplemente palabras, y los convertimos en realidad.
Es como cuando estamos en el cine viendo una película de terror y en una escena de suspense en la que el asesino va a atacar a la víctima damos un salto como sinos fueran a matar a nosotros. Entones nos quedamos mirando a la persona que tenemos sentada al lado y nos damos cuenta que estamos en el cine y no vamos a morir. Por un momento hemos sentido como si nos fueran a matar, hemos sentido miedo, terror y pánico como si estuviéramos viviendo aquella historia, que en forma de imágenes, aparece en la pantalla delante de nosotros.
Lo mismo nos ocurre cuando nos fusionamos con nuestros pensamientos, aunque no son más que palabras, los vivimos como una realidad y creemos aquello de “yo no debería de tener estos fallos” y entonces nos sentimos tristes, enfadados, frustrados sin energía ni motivación para seguir estudiando y mejorando.
Hace poco leía una entrevista a Joaquin Achucarro en EITB.COM. En ella explicaba «cuando estaba preparando el primer DVD, el Concierto de Brahms con la Sinfónica de Londres, tenía que hacer otros conciertos y tenía que dar mis clases y me estaba levantando a las 5.30 de la mañana para estudiar de 6.00 a 9.00, luego desayunar, descansar un poco, dar las clases, descansar otra vez, volver a estudiar… una lucha contra el tiempo”.
Yo me pregunto ¿que pensamientos tendrá un artista ,con una carrera como la de J. Achucarro a sus 78 años para generar esta energía?. Seguramente son otro tipo de palabras, a las que hacíamos antes referencia, probablemente tienen que ver con el reto o compromiso, consigo mismo, de dar en cada uno de sus proyectos la mejor versión de sí mismo, sin pararse a pensar en como deberían o no ser las cosas. Simplemente actúa para dar todo lo que esta en sus manos.
Si los pensamientos no son más que palabras, en tanto nosotros no las hagamos reales. Si las hacemos reales mejor enfocarnos en lo que nosotros podemos hacer, en lo que está en nuestras manos y no en cual debería de ser o no el resultado.
Una vida en la música, una trayectoria como la de J. Achucarro, seguramente no se construye pensando en como deberían de ser las cosas sino pensando y sobre todo haciendo lo que está en nuestra mano para conseguir nuestros retos.
F.Fermin Galduf
Coach
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