Cuando la persona tiene un deseo, y no es capaz de satisfacerlo, aparece lo que llamamos frustración, esta se manifiesta como un estado tristeza e ira. Un músico a lo largo de su carrera encuentra una gran cantidad de obstáculos, los obstáculos dificultan y en ocasiones impiden que alcancemos nuestros deseos, sueños u objetivos. Silvia Bautista asegura en un estupendo artículo sobre la frustración, que fue publicado en Abril de 1.998 en MadridSureste que “La auténtica madurez se consigue cuando asumimos nuestras limitaciones. Cuando sabemos convivir con las frustraciones producidas ante acontecimientos insuperables. Cuando nuestras metas y objetivos se asientan sobre un plano real, relegando nuestras fantasías al campo de la ensoñación, sabiendo en todo momento que no somos dioses ni superhombres.
«La frustración y el músico algo que trabajar»
Lo cierto es que gran parte de los desordenes emocionales por los que atraviesa un músico a lo largo de su vida tendrán que ver con la frustración, por lo tanto, cuanto antes alcance esa madurez de la que habla Silvia Bautista antes se evitará pasar por momentos de desorden emocional. ¿Significa esto que no es bueno soñar? ¿acaso no es bueno aspirar a conseguir nuestros objetivos? la respuesta es sí, por supuesto, es un derecho, yo personalmente, lo definiría como más que un derecho, lo definiría como una obligación. Ahora bien como es fundamental que estos objetivos se asienten, como dice S.Bautista, sobre un plano real y por otra parte es fundamental conocerse.
Goleman divide en dos las áreas en las que influye la inteligencia emocional, por una parte esta la intrapersonal (con uno mismo) y por otra la interpersonal (con los demás), el autoconocimiento es fundamental para poder gestionar las situaciones complicadas, especialmente todas aquellas en las que no conseguimos nuestros objetivos. El autoconocimiento implica conocer como solemos reaccionar emocionalmente ante situaciones en las que no conseguimos aquello que deseamos y por otra parte implica conocer nuestras posibilidades reales y objetivas de conseguir el objetivo, entendiendo siempre que en la mayoría de ocasiones la consecución de nuestros objetivos no dependen totalente de nosotros,
Los músicos somos personas con una gran autodisciplina que se ha ido formando a través de horas y horas de estudio desde edades muy tempranas. El músico se forma en una atmósfera de gran competitividad, una atmósfera en la que cuando no se consigue un objetivo, lejos de entenderse como un simple intento, se suele entender como un fracaso. Los investigadores que han estudiado «el éxito» coinciden en que aquellas personas que han alcanzado el éxito, en alguna faceta de su vida, son personas con una gran capacidad para relativizar y racionalizar las situaciones en las que las cosas no van co o ellos desearían situaciones en las que no se consiguen los resultados esperados. Son personas que convierten un problema en una oportunidad, personas que ven en los obstáculos como retos que les motivan. Pero en general el ser humano va a lo cómodo nos es más sencillo caer en el lamento y el victimismo.
Entre los músicos es muy habitual encontrar personas que hablan habitualmente de lo injusto que fue un profesor en un examen o en como «fulanito» ganó un puesto en cierta orquesta cuando todo el mundo decía que no había sido el mejor etc. Sin poner en duda la veracidad de estas afirmaciones es importante reflexionar
sobre la utilidad de entrar en estas actitudes, la utilidad de contar y recordar todas esas veces en las que no hemos conseguido nuestros objetivos, bien sea como consecuencia de nuestra actuación o como consecuencia de circunstancias ajenas a nosotros.
La capacidad de aceptar, superar y aprender de la adversidad es vital para saber gestionar la frustración es vital para tener una carrera exitosa y sobre todo y más importante tener una buena calidad de vida.
Ante una misma situación, dos personas pueden hacer una interpretación diferente. Por ejemplo, una eliminación en la primera fase de una audición para una orquesta un músico puede decidir motivarse para estudiar más o cambiar su método de estudio, y otro puede lamentarse y entrar en un estado de desmotivación y perdida de confianza.
De una misma experiencia, unos músicos aprenden, reflexionan y obtienen conclusiones que les hacen aprender a aceptar a ser más flexibles, tolerantes y por lo tanto más fuertes. Otras, sin embargo, entran en un bucle de lamento de autoculpa o victimismo.