El olvido del “Músico Interior” (II)

El olvido del “Músico Interior” (II)



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Lógicamente no es la intención de este artículo minimizar o restar importancia al éxito profesional y a los beneficios evidentes que éste acarrea. Es evidente que todo músico (y en definitiva toda persona) anhela, desea y necesita ser reconocido por sus pares y por sus superiores, ascender en la escala social de su profesión así como obtener una mayor retribución económica por su trabajo. Este anhelo, esta necesidad es no solo válida sino deseable ya que habla de la propia esencia del ser músico y del ser humano en relación con la vida en sociedad.

Sin embargo, este artículo sí desea reflexionar acerca de cuál es el objetivo final de nuestra actividad musical o, en otras palabras, cuál es la luz que guía nuestra actividad y por la cual nos movemos y en cómo la elección de este objetivo ayuda o interfiere con nuestro disfrute del hecho musical.

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Cuando indagamos en aquellos músicos que experimentan displacer en el momento de tocar, encontramos que muchas veces el objetivo final de su actividad musical es esta obtención del reconocimiento externo.

Este posicionamiento del éxito como el objetivo más importante aunque pueda provenir, como hemos dicho, del ámbito familiar y académico, es posteriormente producto de una reiterada elección personal generalmente no consciente.

Es por ello que la pregunta acerca de “¿Para qué hago música?” se torna muchas veces imprescindible a fin de comprender con mayor profundidad esta problemática.
En general cuando realizo esta pregunta en mis cursos en un primer momento surgen las respuestas “diplomáticamente correctas”. Así, algunas respuestas son:

“Para expresarme.”

“Porque amo la música.”

“Porque quiero ser un artista.”

Sin embargo muchas veces estas respuestas, si bien verdaderas, no expresan las motivaciones más profundas del músico en cuestión. Es por ello que suele ser conveniente no conformarse con estas respuestas y profundizar lentamente la indagación con el objetivo de encontrar no “para qué debería estar estudiando música” o “para qué creo bueno estudiar música” sino “para qué estudio música hoy, en este momento, en mi realidad cotidiana”.

ser uno mismo - reflexiónSuele ocurrir que, luego de un tiempo en contacto con esta pregunta el músico comienza a vislumbrar (o a admitir) otras motivaciones que impulsan su actuar musical.

Es así como aparecen otras respuestas tales como:

“Para que me admiren.”

“Para que me acepten.”

“Para que me quieran.”

“Para demostrar que puedo tocar (o cantar o dirigir) bien.”

“Para ganar más dinero.”

(…)