Un 95% de los músicos que asisten a las sesiones de coaching para preparar mentalmente una actuación, aseguran tener miedo a sentir vergüenza por una posible mala actuación. Cuando se plantea la pregunta ¿que es lo que más miedo te da si no fuese bien la actuación? la respuesta suele ser «……uff me moriría de vergüenza ! y eso me hace sentir muy mal.»
La vergüenza en el músico no es un asunto baladí, merece que nos centremos a investigar y a razonar sobre este tema.
La RAE define en primera instancia la palabra vergüenza como “turbación en el ánimo ocasionada por la conciencia de alguna falta cometida, o por alguna acción deshonrosa y humillante. Etimológicamente viene del latín verecundia, y esta de verecundus, «modesto», a su vez de vereri, «honrar», en última instancia del protoindoeuropeo *u̯er-, “mirar».
Charles Darwin afirmó en un tratado sobre «La expresión de las emociones en el hombre y los animales” (posiblemente el primer trabajo científico sobre las emociones en los animales) que la vergüenza, se manifestaba mediante rubor facial, confusión mental, vista caída, una postura descolocada y cabeza baja, y observó síntomas similares en individuos de diferentes razas y culturas.
Lo que sí parece claro es que la vergüenza excesiva puede estar unida a una autocrítica destructiva .La vergüenza, como cualquier emoción, es positiva y su objetivo es evitar el rechazo social ya que el ser humano es un animal social que necesita de la manada, pero cuando es demasiado frecuente y asociada a una situación en especial como es el caso del músico, hay que preguntarse si esta emoción en esta situación está siendo más bien un problema en lugar de una solución. La autocrítica también es positiva y beneficiosa en cuanto nos ayuda superarnos y a corregir de nuestros defectos y fallos es peligrosa cuando cruza la linea roja y plantea autoexigencias imposibles en forma de demandas.
El miedo que siente el músico a la vergüenza que sentirá si cree que su interpretación no está a la altura, se sostiene en la necesidad de aceptación de los demás, que, seguramente en los inicios de la vida musical comienza con la aceptación del profesor después de los de los propios colegas y más tarde del público. Cuando hacemos cualquier cosa con el objetivo de gustar a los demás nos quitamos a nosotros mismos la responsabilidad del resultado de esta acción ya que la decisión de si el resultado es bueno o malo lo hemos trasladado a los demás. En el caso del músico tocamos pensando en gustar a los demás, con lo que les damos la responsabilidad de juzgar nuestra interpretación pero si no gusta nos hacemos a nosotros responsables de ello. ¿Como podemos cargar con la responsabilidad de los gustos de alguien que no seamos nosotros?
Seguramente cuando comenzamos a practicar música y hacíamos nuestras primeras audiciones hubiera sido más positivo si nuestro profesor nos hubiera explicado e insistido que TOCAMOS PARA NOSOTROS NO PARA LOS DEMÁS.
Seguramente cuando comenzamos a practicar música y hacíamos nuestras primeras audiciones hubiera sido más positivo si nuestro profesor nos hubiera explicado e insistido que SI CUANDO TOCAMOS A NOSOTROS NOS GUSTA Y DISFRUTAMOS ES MÁS PROBABLE QUE LOS DEMÁS TAMBIÉN DISFRUTEN.
Seguramente cuando comenzamos a practicar música y hacíamos nuestras primeras audiciones hubiera sido más positivo si nuestro profesor nos hubiera explicado he insistido que SI CUANDO TOCAMOS A ALGUIEN NO LE GUSTA TIENE QUE VER MÁS CON ESE ALGUIEN QUE CON NOSOTROS.
Seguramente cuando comenzamos a practicar música y hacíamos nuestras primeras audiciones hubiera sido más positivo si nuestro profesor nos hubiera explicado e insistido en que INTERPRETAR NO ES UNA CIENCIA, INTERPRETAR ES UN ARTE, LA INTERPRETACIÓN NO ES MEDIBLE NI CUANTIFICABLE, NO ESTÁ BIEN O MAL SI NO QUE ES MÁS BIEN CUESTIÓN DE GUSTOS.
La vergüenza en el músico
La vergüenza en el músico
NUEVO EVENTO DE COACHING PARA MÚSICOS
«Seminario Internacional de Coaching y Psicologia del Músico»
(Dirigido a interpretes en activo, profesores y estudiantes de música)
INFORMATE HACIENDO CLICK AQUI